Es un concepto de un universo 3D persistente en línea que combina múltiples espacios virtuales diferentes.
Por. Alejandra Sánchez Gálvez.
Desde hace unos meses la palabra metaverso empezó a sonar muy fuerte, ya que Mark Zuckerberg dio una conferencia de prensa, donde enfatizó que Facebook entraría al mundo del metaverso y que cambiaría la red social hacia ese mundo.
Pero ¿qué es el metaverso? Es un concepto de un universo 3D persistente en línea que combina múltiples espacios virtuales diferentes. En estos universos se permitirá a los usuarios trabajar, reunirse, jugar y socializar juntos sin estar físicamente “atados”. El concepto fue desarrollado en la novela de ciencia ficción “Snow Crash” de Neal Stephenson. Sin embargo, si bien la idea de un metaverso alguna vez fue ficción, ahora parece que va camino a ser una realidad.
El metaverso está impulsado por el momento por medio de la realidad aumentada, y cada usuario controla un personaje o avatar. Por ejemplo, puedes tomar una reunión de realidad mixta con un visor de realidad virtual Oculus en tu oficina virtual, terminar el trabajo y relajarte en un juego basado en blockchain, luego administrar tu portafolio cripto y finanzas todo dentro de espacio.
Ya puedes ver algunos aspectos del metaverso en los mundos de videojuegos virtuales existentes. Juegos como Second Life y Fortnite o herramientas de socialización laboral como Gather.town reúnen múltiples elementos de nuestras vidas en mundos en línea. Si bien estas aplicaciones no son el metaverso, son algo similares.
El mundo virtual, con todas sus posibilidades, todavía necesita ser diseñado y construido. La pregunta es, ¿quién será responsable de ello? Durante siglos, los arquitectos, ingenieros y constructores han dictado en gran medida la forma del entorno construido, principalmente por necesidad. Las complejidades del mundo físico requieren salvaguardas en forma de regulaciones, zonificación, acreditaciones y mejores prácticas. Hay buenas razones por las que no cualquiera puede construir un rascacielos.
Aunque el metaverso a menudo imita vagamente las costumbres organizacionales establecidas por el mundo físico, los edificios en sí se desvían rutinariamente de lo que podría considerarse un diseño factible del mundo real. En el metaverso, la gravedad no existe, ni las restricciones materiales. Cosas como la estructura, la materialidad y el costo, de hecho, se van por la ventana.
Esta falta de restricciones estilísticas ha atraído a arquitectos interesados en ampliar los límites formales de cómo puede ser el espacio. Pero por otro lado también esto abre puerta a que cualquiera diseñe y construya en la digitalidad, ya que no se requieren habilidades arquitectónicas tradicionales para crear entornos virtuales convincentes. Lo que importa en primer plano es el exceso visual para atraer visitantes. A menudo, estos espacios hoy, están diseñados y codificados por usuarios o desarrolladores sin experiencia formal en diseño.